Continuamos en Quito

jueves, 6 de agosto de 2009

Una vez que nos acomodamos en el Hotel Quito sobre las 10:30 hora local, lo primero que hicimos fue darnos una merecida ducha y descansar. Nos esperaba una intensa tarde, en la que teníamos que adaptarnos y aclimatarnos al cambio horario y a estas alturas.

Salimos dirección al casco histórico de Quito en taxi, transporte seguro aunque algo caro según qué desplazamientos se hagan. El taxi nos dejó cerca de la Plaza Grande o Plaza de la Independencia que está rodeada por el Palacio Presidencial, el Palacio Municipal (Ayuntamiento), la Catedral y el Palacio del Arzobispo. Es la principal plaza de Quito y, como su propio nombre indica, la plaza más grande. En esta plaza nos vamos a encontrar con gente de diferentes culturas, extranjeros haciendo fotos y paseando, vendedores ambulantes que venden hasta lo invendible, niños limpiabotas que revolotean alrededor de la gente para intentar sacar algunos centavos, indígenas con niños a sus espaldas, quiteños quejándose delante del Palacio Presidencial, etc. He de decir que lo que más me impactó de esta plaza fueron los niños pero creo que se merecen una mención especial en una entrada íntegra para ellos.



Después de visitar esta plaza, nos dirigimos a la calle de las siete cruces (a ver quién sabe por qué se llama así??) en la que pudimos visitar La Catedral, la Iglesia de la Compañia, la Plaza de San Francisco, la Basílica, la Iglesia de Santo Domingo y como no, la visita obligada al Panecillo.




La iglesia que más nos impresionó por unanimidad fue la preciosa Iglesia de la Compañía. Allí un guía nos explicó cada uno de sus rincones con explicaciones breves y concisas, lo cual en algunos momentos fue de agradecer.

Una de las vistas más impresionantes, y con la que mejor nos podemos hacer una idea de la extensión de la ciudad de Quito, son las vistas que ofrece el Panecillo. Desde allí la Virgen de Quito hace las veces de guardiana y protectora de la ciudad. No es aconsejable subir andando al Panecillo, es mejor coger un taxi que te suba, te espere y luego te baje del Panecillo. Ese fue un error que cometimos nosotros, que subimos en taxi, pero no le dijimos que esperase. Como era algo tarde (las 19:00) los taxis no suben al panecillo a no ser que lleve carrera. Así que a nosotros nos tocó bajar en un taxi ilegal o como les llaman aquí, taxi ejecutivo. Con estos taxis hay que apalabrar el precio antes de montarse y tener un poco de cuidado en qué taxi nos montamos. Por suerte nos tocó un buen taxista, con un coche algo destartalado, pero que por 6 dólares nos llevó de vuelta al hotel.




Culminamos el día con 2 cervecitas y un colacao desde las preciosas vistas que ofrece el bar del Hotel Quito.














Este fue nuestro primer día, mañana nos toca trabajar duro con una reunión a las 10:30.


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